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lunes, septiembre 12, 2005

 

Fiestecilla



El otro decidimos hacer una fiesta/cena en el piso de Luca, uno de los italianos del vecindario, para después salir de marcha un rato por Helsinki city. Como no podía ser de otra manera, los italianos (Leo, Federica, Luca, Silvia, Rosario) prepararon un plato de pasta: espaghettis. Los españoles, para no salirse del estándar, hicimos una tortilla de patatas.

Un par de cervezas y todos contentos. La cerveza en Finlandia, salvo la importada, viene a ser zumo de naranja. Los fineses la toman bastante a menudo y no muy fría. Aquí nunca se ve un solo envase de botella de alcohol tirado por el suelo. Las tiendas que venden alcohol, son las encargadas de recoger los envases y por cada envase que se devuelva dan una cantidad determinada (15 centimos las pequeñas, 50 las grandes...) De esta forma las calles se mantienen limpias y la gente recibe una compensación por ello. Así que a Luca, que había comprado la cerveza, le salió gratis el comedor del día siguiente (según se mire puede considerarse un descuento de estudiante ;D )

Una vez contentos, cogimos el tren al centro de Helsinki (10 minutos) y nos dirigimos al pub. Allà donde vamos, está plagado de estudiantes de intercambio, erasmus, etc... a veces cuesta encontrar un finés, pero enseguida se les reconoce: rubios, delgados, altos, aspecto borrachuzo y viste con algo negro (lo dejo para otro día esto del negro).

Actualización: Curiosamente fui el único al que le pidieron el DNI, pues parezco más joven de lo que soy. Así que ahora se llevan todos un cachondeito conmigo y en especial Daniele (italiano) que me llama de vez en cuando "baby".

Unas copas y cuatro bailoteos después decidimos volver a casa. Oh gran problema, el transporte. En Finlandia el transporte público es pudorosamente caro (uno cree estar pagando por sus pecados cuando tiene que soltar 3.40 euros por un viaje de ida en autobús). Los trenes, a las tantas de la noche no funcionan y el primero sale a las 5 o 6 de la mañana. Hay autobuses nocturnos, pero son todavía más caros y los taxis (todos con navegador GPS) son prohibitivos.

Hay que decir a favor que la universidad es gratuita: el único requisito es conseguir la plaza mediante el expediente académico. Las autovías y autopistas también son gratuitas.

Volviendo al tema del alcohol, y esto da para horas de conversación, los fineses beben sin moderación hasta que el cuerpo les dice basta. Al principio creía que no toleraban el alcohol, pero no era eso, es que no se controlan. Sorprendente que sean tan civilizados para unas cosas y tan poco para otras.