Your Ad Here

domingo, enero 22, 2006

 

Viaje a Laponia, cuarto día



Una noche, no recuerdo cual, nos fuimos en busca de auroras boreales. No hubo suerte, pero teníamos otra actividad programada: ir al lago congelado a pescar. Muy cerca de nuestra cabaña, hay un lago bastante grande que ha quedado completamente congelado.

De los catorce que éramos, ninguno tenia la menor idea de cómo pescar en un lago y menos congelado. Cogimos un hacha y una caña de pescar y recordamos (y olvidamos) todas las peliculas con escenas de pesca. Allí estábamos, a las 11 de la noche, en mitad del círculo polar ártico, a -30 grados bajo cero. Cogimos el hacha y empezamos a golpear el hielo. Al principio no ofrecía mucha resistencia, pero el agua no aparecía. El agujero se fue haciendo más y más grande, del tamaño de una rueda de coche. De repente, el agua empezó a brotar sin parar. Todos estábamos locos, como si de petroleo se tratara!! No se veía prácticamente nada, pescar allí era imposible y el frío no perdonaba. Cogímos los trastos y a la cabaña.

Por la mañana hicimos una excursión al lago. Caminar sobre un lago congelado, aún sabiendo que la capa de hielo es de (al menos) medio metro, da un poco de miedo. María (catalana), que se había torcido un pie, iba caminando con muletas. Las muletas tienen un pincho al final, para no resbalarse en el hielo. Durante el paseo por el lago, escuchamos de repente un sonido opaco, muy fuerte y que no sabíamos de donde procedía. Nos quedamos mirando, todos callados. Al cabo de un rato, el mismo sonido. Nos damos cuenta de que justo debajo de María, se había abierto una grieta fina de unos 3 metros de largo. Justamente donde tenia la muleta apoyada. No nos dió un ataque de pánico ni nada, pero seguimos el camino bastante más prudentes que antes.

Por la tarde y también después de cenar, nos distraíamos jugando a juegos de mesa, viendo películas o sencillamente hablando entre nosotros. No hace falta mucho para divertirse cuando se está a gusto con los amigos. Clement (francés) trajo la guitarra y la verdad es que toca de miedo.

Desde aquí aprovecho para felicitar a mi abuelo, que me lee todos los dias, llueva, nieve o haga poniente.

Ei iaio! Felicitats! No tots els dies es complixen 83 anys! Felicitats també pel teu sant! Si tens temps enviam algo de verdura, que ací no hi ha carxofa!!