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sábado, febrero 04, 2006

 

Un día en Talin

Poco a poco, vamos conociendo los trucos y sabemos donde buscar y comprar qué cosas. Si eres socio de la compañia Viking Line, te envían ofertas por correo con precios reducidos. Nos enteramos de un viaje a Talin, ida viernes y vuelta el sábado. Compramos los billetes y al barco.

Tallín (o Talin) es la capital de Estonia. Está a 3 horas en barco desde Helsinki. Esta ciudad es conocida sobre todo por tener precios muy bajos para el alcohol y el tabaco, respecto de Finlandia. Los precios rebajados, siguen siendo mucho más caros que en España, motivo por el cual, cuando los nórdicos nos visitan se vuelven un poco locos.

Talin es una ciudad medieval. Pasear por sus calles es como volver a la edad media. Es realmente bonita. A veces parecía estar dentro de la novela "Los pilares de la tierra". Gran parte del casco antiguo se conserva perfectamente. En cambio, se ha convertido en una ciudad fantasma: prácticamente ya no vive nadie. Todo está orientado al turismo, pero aún así vale la pena.

Al planear el viaje, habíamos tenido en cuenta el tiempo. Se suponía que llegaría un ola de frío el fín de semana. Error. En Talin hacía mínimo -15 grados y no paraba de nevar. Salimos del barco y vamos al hostal, que por suerte estaba muy cerca. Menos mal que ahún llevaba algo de ropa por si acaso en la maleta, me la puse toda. Nos fuimos a ver la ciudad. Cada 5 minutos entrábamos en alguna tienda, para entrar en calor.

A los 5 minutos de estar en Talin, te das cuenta de lo guapas que son las estonas. Altas y con una cara fina como de muñeca. Tienen un toque ruso que las hace más atractivas. Los chicos caminábamos por la calle con la boca abierta.

Es curioso, pero hicimos en Estonia lo que no hemos hecho en Finlandia en meses: una guerra de bolas de nieve. Justo antes de cenar, delante de la iglesia, en lo alto de la ciudad, allí estábamos, correteando arriba y abajo. Llenos de nieve hasta las orejas. El juego duró tanto que acabamos agotados y con la piel enrojecida de la nieve.

Por la noche, fiesta. Esperamos en la puerta de la discoteca más famosa, Hollywood, durante una hora, pero estaba totalmente llena. Semicongelados buscamos otro sitio. Fue una noche loca para todos. Un chaval del grupo se perdió y se quedó sólo. Al llegar al hostal nos pusimos a discutir por otro asunto que se había producido aquella tarde. Aquello pintaba muy mal, afortunadamente todo se arregló.

Talin es una ciudad preciosa. En un día no da tiempo a casi nada, así que habrá que volver!