Dazed and Confused. Erasmus en Helsinki, Finlandia

El lunes y martes fueron dias tan productivos que nos quedaba algo de tiempo libre. John y Lynna (los diseñadores de Providence) nos dijeron: "por qué no pasais un día en Nueva York? Salen autboses todos los días a las 7 de la mañana y vuelves el mismo día por la noche. Yo lo hago muy amenudo". Nos convencieron inmediatamente. El miercoles a las 11 de la mañana estábamos en la gran manzana, con la documentación y algo de dinero.

Encontramos un par de mapas y mientras nos tomábamos un café, decidimos la ruta que haríamos. En marcha. Antes de comer estuvimos paseando por la 5ª y 6ª avenida, Times Square, Central Park, visitamos el laboratorio tecnológico de Sony y la enorme tienda "Toys r us". Siguiendo el estilo americano, comimos en un Mc Donalds (ufff). Despues de comer tomamos el metro y vajamos hacia la zona financiera de Manhattan. Visitamos la zona 0, donde anteriormente se encontraba el World Trade Center. Estuvimos caminando por brodway durante un rato y luego nos dirigimos hacia el Empire State. Subimos hasta el piso 86, suficiente para ver todo Nueva York. Las vista es alucinante, pero al mismo tiempo hacía un frío y un viento terribles.

Eso fue todo lo que vimos en 7 horas. Seguro que no vimos ni el 1% de la ciudad, pero más vale algo que nada. Me hubiera gustado ver tantas cosas (el moma...) pero una ciudad como Nueva York requiere una semana (o más) para ella sola.

El ritmo de esta ciudad es asfixiante. La isla no puede crecer más pero la población aumenta. 15 millones de habitantes y subiendo. Las calles totalmente abarratodas de gente. Miles de turistas de un lado para otro. Personas que te asaltan en mitad de la calle para que les compres un producto o les cojas una entrada... Realmente creo que casi nadie vive en Manhattan, básicamente es una ciudad oficina. La gente vive en los alrededores, Brooklyn, Bronx, etc... La cantidad de inmigrantes es enorme. Hay casi 100 etnias distintas en las calles, desde portoriqueños, chinos, indúes hasta rusos.

A las 11 de la noche estábamos de vuelta en Providence. Vaya shock cultural que recibimos aquel día, los pobres fineses estaban colapsados.