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miércoles, mayo 17, 2006

 

A buen tiempo mala cara

Ahora que llegan las buenas temperaturas, los niños juegan a futbol en los parques y los universitarios juegan con el frisbie en el campus. Algunas noches entre semana nos reunimos en unas pequeñas mesas de picnic que hay en el barrio y hablamos un poco del tiempo y de la vida en general. Al mediodía, los fines de setmana, si el tiempo acompaña, preparamos una comida-picnic en el césped y hacemos el tonto un rato haciendo malabares.

Mientras tanto, todos vamos haciendo los últimos exámenes, terminando el proyecto y contando una y otra vez los créditos para que el curso acabe con final feliz. La mayoría estudia en la biblioteca y quedan juntos para comer en la cafetería. A mí me gusta más estudiar en casa, con el pijama y la cafetera a mano. De todas formas, descanso un par de horas yendo a comer a la universidad. Las conversaciones durante la comida entre los colegas erasmus no tienen precio y sin duda las echaré de menos cuando todo termine. Hablamos desde el estatut, futbol y mujeres, hasta la última aventura del fin de semana.

Al mismo tiempo, el curso se acaba y empieza el retorno. Los erasmus hacen las maletas y el barrio empieza a despoblarse. Todas las semanas hay alguien que vuelve definitivamente a casa, prepara una fiesta y se le dice adiós formalmente. Sería mucho mejor y menos deprimente, montar una fiesta de despedida de erasmus y decirnos adios entre todos a lo grande.

Así que, mientras tomamos el sol y estudiamos, los compañeros de piso se marchan y cada uno sigue con lo suyo. Por suerte, mis compañeros de piso (los reyes de la pasta) se van a mitades de junio.